Características:
En primer lugar nos encontramos con un patrón de desarrollo que cronológicamente está retrasado respecto al curso de la mayoría de los niños. Este retraso se suele cuantificar entre uno y dos años. Podemos decir que se trata de un niño o niña, que en algunas áreas de su desarrollo, lleva un desarrollo como los demás niños, pero uno o dos años retrasado. El desarrollo es más lento, pero la línea que sigue es la misma que la del desarrollo normalizado. Para poder hablar de retraso madurativo tienen que estar afectadas varias áreas del desarrollo. Las áreas del desarrollo que pueden estar afectadas son: motricidad, lenguaje, autonomía personal, control de esfínteres, desarrollo cognitivo… Tiene que haber varias áreas, dos o tres, al menos. Si solo hay un área afectada hablaríamos más bien de un retraso en ese área. Por ejemplo, si solo está afectado el lenguaje, hablaríamos de retraso del lenguaje; si solo estuviera afectada la motricidad, se hablaría de retraso motor…
Causas:
En otros caso, el retraso madurativo está asociado a una pobre estimulación. Por ejemplo, un niño o niña que no recibe una adecuada estimulación del lenguaje, simplemente por otitis muy frecuentes, puede presentar un retraso en el lenguaje. O un niño o niña puede tener un retraso psicomotor por no disponer de oportunidades de caminar, jugar, subir y bajar… Y un gran grupo de niños, tienen un ritmo de maduración más lento por razones que no siempre se pueden explicar.
La estimulación de niños con posible retraso madurativo puede comenzar, simplemente con la sospecha, aunque no haya un diagnóstico definitivo. La estimulación se lleva a cabo en las áreas afectadas, lenguaje, motricidad, autonomía… y será más efectiva, cuanto más incida en el núcleo del problema.
Existen centros de estimulación infantil como los CDIAT, Centros de Desarrollo Infantil y Atención Temprana, y en los colegios existen diferentes profesionales que pueden realizar esta estimulación. En otros casos, pueden ser los mismos padres los que realicen esta labor,convenientemente asesorados.
Desconfíen de consejos del tipo: “vamos a esperar a ver si madura“. Es preferible realizar una estimulación “preventiva”, que perder el tiempo esperando; porque si luego no ha madurado, desperdiciamos un tiempo privilegiado de mejora.
